Hay en Tu Seno, ESPERANZA, un Divino "Polizón", navegando en la nave de tanta Gracia derrochada por los Altares de Santa Ana. Pronto, Esperanza, el "Polizón" respirará nuestro aire y nuestro frío y tus manos, una vez más, acunarán al Pequeño en el Pesebre de nuestras vidas. Pronto, Madre, tus manos cambiarán suavemente los pañales de Aquel que perderás y hallarás en el Templo. Y pronto, Madre, esas mismas manos delicadas sujetarán doloridas un sudario y una corona de espinas. Son los Misterios que se repiten, en la espiral del tiempo. Besemos, pues, Madre, una vez más, tus Divinas Manos, dulces protagonistas de los más importantes Misterios de la Creación. Que DIOS TE SALVE SIEMPRE, ESPERANZA.
Foto: Fernando Daniel Fernández y José Velasco.
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